La reapertura al culto y el mantenimiento del mismo con el orden y la higienes exigidas para evitar la propagación de la pandemia han sido posibles gracias a un montón de voluntarios que cada día, pero especialmente los fines de semana, se ponen manos a la obra con alegría y con generosidad.

En la foto tienes solo una muestra (los que estaban en ese turno) de la buena gente de la parroquia que, manos en trapos, fregonas y geles, ofrece también su tiempo en favor de la comunidad.

¡A todos (también a los que no están en las fotos), gracias mil!